"La obra de Arte más bella del mundo: el Mahesh Murti de Elephanta. Es la única obra que ha sido hecha desde la meditación." Krishnamurti,Tradición y Revolución.

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¿Quieres ser feliz? Sé generoso. Dale crédito a las buenas cualidades de los demás, a las virtudes de los demás, a la bondad de los demás... vuélvete totalmente generoso si quieres ser feliz. ≈ Gurumayi Chidvilasananda

sábado, junio 18, 2005

Amor Y Amistad



“Nuestros amigos ven lo mejor nuestro,

y por ese solo hecho,
provocan lo mejor de nosotros”
Hugo Black



“Amar es bueno, aunque el amor es difícil. Para un ser humano es muy difícil amar a otro. Esta es quizá la más difícil de todas nuestras tareas: la prueba última y definitiva, el trabajo para el cual todo otro trabajo no es sino una preparación” dice un poeta alemán.

Desde esta visión, el trabajo del hombre es la conquista del amor. “El trabajo de nuestra vida es una preparación para la experiencia del amor. Sin esta experiencia de amor, estamos muertos aunque vivamos, y todo lo que nos rodea muere también", dice un gran ser.

Solo el amor crea vida porque puede unir en armonía lo que está separado y la amistad es una experiencia y un aprendizaje sobre el amor; vamos aprendiendo a ser buenos amigos en la medida que evolucionamos. No se nace buen amigo, se aprende a ser buen amigo. Esto significa que nuestras relaciones pueden mejorar, siempre y cuando evolucionemos, cambiemos nuestra actitud y elevemos nuestras intenciones, como veremos más adelante.

Todos deseamos ser apreciados por los demás, sin embargo, la verdadera amistad es un tesoro y una bendición. Es una rara joya que solo un experto joyero sabría valorar y descubrir, solo el experto podría cortar con maestría una joya en bruto hasta revelar su pureza, su forma y brillo perfecto; es una labor que requiere tiempo, paciencia y conocimiento, pero también, saber elegir la pieza adecuada. De la misma manera, elegimos con cuidado a nuestros amigos, nos tomamos tiempo para conocernos, cultivamos poco a poco la relación porque es una entrega de amor y solo quien ama puede ser verdadero amigo y confiar en ese poder que nos transforma. Porque solo el amor puede penetrar las capas que ocultan nuestra pureza, solo el amor puede ver lo mejor de nosotros mismos, solo quien nos ama nos puede conocer profundamente y el conocimiento así como la confianza mutua son condiciones de la verdadera amistad.

Podemos y debemos ser amigables con todos, pero la amistad verdadera es otra cosa, es un privilegio, es un regalo, es el encuentro de dos almas que se aman y entregan gratuitamente. La amistad es la manifestación externa del amor que ya se ha conquistado y experimentado interiormente. Se ama al otro porque experimentamos amor hacia nosotros mismos, entonces podemos reconocer y experimentar la bondad del otro, porque su amor nos atrae y resuena con nuestro propio amor.

La verdadera amistad es el encuentro libre y generoso del amor de dos. Por eso la amistad no se puede exigir o pedir; se gana, se atrae, se inspira. Surge por la mutua atracción de nuestras cualidades interiores. El verdadero amor, como la verdadera amistad es incondicional y sin expectativas. Así la amistad consiste más en amar que en ser amado, más en dar que en recibir, como por ejemplo, el amor que experimentan algunos padres y madres por sus hijos. La verdadera amistad surge cuando estamos listos para dar, para entregarnos, cuando hemos cultivado dentro de nosotros suficientes cualidades humanas que nos permitan sostener con generosidad el amor en nuestras relaciones. Es decir, la amistad requiere nuestro crecimiento interno, dado que eso es lo que ofrecemos en nuestras relaciones: lo que somos.


Pero, veamos, existen diferentes tipos de amistades, dependiendo de la intención o motivación que nos mueve a unirnos en amistad con los demás. Podemos con esta información evaluar nuestras relaciones amistosas, así ¿quieres saber por qué algunas amistades no prosperan? Por la intención que las sostiene.

TIPOS DE AMISTAD

Por motivos inferiores: se busca el bien personal, ser servido, recibir. El otro es visto como un instrumento para ser utilizado. Son de 2 tipos

POR INTERÉS Y CONVENIENCIA PERSONAL.
Es la inteligencia quien guía y se planean las acciones que convienen para obtener lo deseado. Por ejemplo, las alianzas entre los gobiernos, las alianzas militares, las alianzas comerciales. Se busca aquél que tiene lo que necesito o deseo o envidio. No se busca lo interior de la persona, no se le estima por sí mismo, sino por sus bienes externos y el beneficio que me puede aportar su relación, sea material o psicológicamente, queriendo llenar huecos emocionales no resueltos.

Así, se desean amigos poderosos, bien conectados, prestigiados y generosos; o con mejores cualidades humanas que nosotros mismos. Es probable que quienes se sientan débiles busquen a los que consideren fuertes, para ser protegidos, para recibir. No buscan desarrollar su propia fortaleza o riqueza y por eso no hay verdadero crecimiento.

Esta intención es limitante y puede crear relaciones de sometimiento y co-dependencia en las parejas. También puede suceder que el que da y es usado, puede pedir como recompensa la complicidad, servicios indignos, que denigren a la persona. Se usan mutuamente como por ejemplo las pandillas, las organizaciones criminales. No existe amor, ni respeto a la dignidad del otro, ni se desea su verdadero bien.

Estas amistades nacen por la sensación interna de carencia y desvalimiento, aunque también por contraste; nos atrae aquello de lo cual carecemos y deseamos obtener, pero que consideramos no ser capaces de obtener o merecer: al pobre le atrae el rico, al débil el fuerte, al ignorante el sabio, etc. Esta intención nos limita debido a que no luchamos por lo que queremos, confiamos que alguien, mejor que nosotros, nos lo dará; algunos están dispuestos a dar cualquier cosa para obtenerlo, para ser aceptado, hasta la dignidad.

En este tipo de relaciones son comunes las quejas y las recriminaciones, debido a que las expectativas creadas y los deseos no se cumplen, pues se otorga el poder y la responsabilidad al otro. Se desea siempre más de lo que se nos da y se imagina recibir menos de lo que se merece. Se culpan mutuamente de lo que no funciona en la relación y en sus vidas. El que da se siente exigido y sobrecargado de demandas y peticiones imposibles de satisfacer; el que recibe se vive como víctima. Sin embargo, el vacío y la insatisfacción constante de ambos en realidad es interno y no puede ser llenado más que por si mismos, requiere un trabajo de crecimiento personal, responsable y comprometido. Es la unión de dos seres que no han experimentado aún en sí mismos el verdadero amor en su interior, que no han descubierto aún su propia abundancia.

POR PLACER. Son los sentidos los que guían nuestras acciones. Por ejemplo los jóvenes, que pueden buscar “pasarla bien”, disfrutar constantemente; el criterio a seguir es que sea divertido, el bien, la verdad y la moral pueden quedar excluidos. Por tanto me puedo hacer amigo del simpático, del popular, del que puede presentarme personas guapas, aquel con quien pueda tener aventuras, etc. Se complacen en las mismas diversiones y gustos; se apoyan mutuamente sus deficiencias de carácter, son cómplices, comparsas, “cuates”.
Las personas de gran fortuna pueden tal vez no buscar beneficios materiales de los demás, pero entonces buscarán el placer para huir de su propio aburrimiento o abatimiento. Los ricos buscan gente agradable y útil a sus negocios e intereses. Buscan amigos dóciles, condescendientes y amables.


Estos tipos de amistad guiados por la búsqueda del placer y el interés puede hacer que dos seres se unan, pero no habrá amor, ni verdadera entrega, ni conocimiento profundo y en ocasiones ni buena voluntad y la relación estará llena de condiciones y expectativas egoístas. Hace falta profundidad a la propia vida y a la relación en sí, son relaciones superficiales.

Así entonces los hombres malos serán “amigos”, siempre y cuando la relación les produzca algún provecho y si se acaba la ganancia, se acaba la amistad. Son relaciones que empobrecen e impiden el crecimiento pues los medios que pueden usarse para mantener la relación son la falsedad, la apariencia, el elogio desmedido o adulación, hipocresía, manipulación, servilismo, el abuso y la complicidad. Esta amistad denigra a quien la sostiene, lo degrada y empobrece. No existe un genuino interés por el bien del otro, aún no se está listo para amar, para dar. Por el contrario, se quiere ser protegido, amado y la intención fundamental es recibir y beneficiarse del otro, debido a que surge de un vacío interior.

Por ejemplo, la estrategia del adulador es hacer creer al adulado que es más grande de lo que es en realidad y él mismo se hace pasar por inferior, finge serlo y que ama más de lo que es amado. El adulador no se atreve a ser el mismo, sino simula ser quien en realidad no es, se disfraza de quien convenga ser para ser aceptado, se enajena para beneficiarse de aquél a quien supone superior a sí mismo. No lucha por crecer y desarrollar sus propias cualidades, le basta con parecerlo a los ojos del poderoso, no busca crecimiento sino aceptación.

Estas amistades son pasajeras, superficiales y condicionadas al provecho que se obtenga. La relación no propicia el crecimiento ni el descubrimiento de nuestro centro, del alma, pues apunta a la cáscara, a la periferia, a lo visible y externo. Por ello pueden darse rápidamente, se puede tener muchos, se busca la cantidad, no la calidad; no pasaran ninguna prueba de la vida. En ellas puede darse el desengaño, la incomprensión, la manipulación y el abandono cuando más se necesita del otro. En casos más graves, la traición, la calumnia, e inclusive la venganza, cuando se siente herido porque el otro no cumplió con nuestras expectativas y deseos. Veamos ahora el más elevado.

Por motivos superiores: se busca el crecimiento y el bien de ambos.

POR EL AMOR

Esta dirigido al interior de la persona, surge del amor y la bondad y se crece en las cualidades del amor: generosidad, respeto, aceptación, entrega, veracidad, confianza, tolerancia, humildad, sinceridad, honestidad, empatía, compasión, solidaridad, buena voluntad, alegría, etc.

En éste existe un genuino interés por el bien del otro y hay correspondencia; se da y se recibe sin expectativas porque existe una generosidad sin dobles intenciones; se sirve con alegría y dignidad; se experimenta el placer de la mutua compañía. El amor se expande y ambos crecen en la relación, se fían plenamente uno del otro y hay una aceptación mutua que permite ser y mostrarse como verdaderamente se es. Nos sentimos verdaderamente amados, por tanto no se teme al rechazo y se aceptan las amonestaciones del amigo que nos impulsan a crecer pues son hechas con amor. Amonestamos para ayudar, con fines dignos y causas justas, no para desmeritar o denigrar, sin amargura o reproche; y cuando alabamos, lo hacemos para enaltecer no para manipular.

En este tipo de amistad, los verdaderos amigos se valoran mutuamente por lo que son y se alegran genuinamente del bien que reciba el amigo, no existe envidia, ni rivalidad. Se enaltecen, valoran y reconocen las cualidades de nuestro amigo en su justa medida, pues demasiado es lisonja y demasiado poco es envidia. No existen las recriminaciones constantes, dado que no hay expectativas falsas, hay una aceptación básica de lo que el otro es y la intención es dar, no recibir.

Los une la semejanza de sus cualidades personales, sus virtudes y valores, son atraídos por la afinidad de su mutua bondad. Están unidos en el corazón, así como la expansión y alegría que experimentan al estar unidos.

Como vemos, la verdadera amistad es un regalo del cielo, pero también el resultado de nuestra propia evolución y crecimiento, pues la verdadera amistas se va cultivando a través de ir conquistando nuestras propias cualidades superiores, pues no se puede dar lo que no se tiene. Aprender a ser un buen amigo requiere tiempo, irse ganando el privilegio de la amistad, crecer para poder contener el poder del amor que es su base.

Para tener buenos amigos es necesario aprender a ser un buen amigo, primero de uno mismo; e ir cultivando las cualidades propias del amor. Nos vamos haciendo dignos de la amistad y la confianza del otro porque nos amamos y confiamos en nosotros mismos.

Entonces, cuando decidimos elevar nuestra intención y mejoramos nuestra actitud para hacerla virtuosa, sucede que amamos y somos amados por nuestro amigos, les somos útiles, al servirlos con generosidad y gozamos el placer de su entrañable compañía.