"La obra de Arte más bella del mundo: el Mahesh Murti de Elephanta. Es la única obra que ha sido hecha desde la meditación." Krishnamurti,Tradición y Revolución.

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¿Quieres ser feliz? Sé generoso. Dale crédito a las buenas cualidades de los demás, a las virtudes de los demás, a la bondad de los demás... vuélvete totalmente generoso si quieres ser feliz. ≈ Gurumayi Chidvilasananda

sábado, junio 18, 2005

Para Empezar El Año



Aunque la vida se renueva a sí misma a cada instante, los inicios tienen para los humanos algo mágico, como un secreto guardado que habrá que develar; un tesoro que está a punto de descubrirse; simbolizan una puerta nueva que se abre; una renovación; un nuevo impulso; una esperanza renovada.

Por eso nos sentimos motivados a celebrar los inicios de nuestras vidas: nacimientos, cumpleaños, aniversarios, cambios de lugar de residencia, etc. De alguna manera percibimos una renovación; que se enciende en el interior una luz que proyectamos en nuestra vida como nuevos planes, como tareas a llevar a cabo, como transformación. Cuando algo inicia parece que la vida nos ofrece una nueva oportunidad de ser feliz, de tener el éxito por el que se ha trabajado, de corregir, aprender y evolucionar. Aprovechar plenamente este regalo de tener más vida, dependerá de nuestro entendimiento, de nuestra actitud y entrega al misterio de la vida misma.


¿POR QUÉ ES ASÍ?

Porque en el corazón humano hay una experiencia de plenitud que nos impulsa a buscar la renovación, la evolución, porque en lo profundo de nosotros mismos existe un anhelo de infinito, de perfección que se manifiesta de diferentes formas. Por esa razón nuestras pequeñas metas materiales solo nos satisfacen un poco y por un tiempo limitado por que el alma humana solo se satisface en lo divino, en lo eterno.

Como no siempre sabemos cómo acercarnos a esa experiencia interna que nos renueve, la buscamos a través de diferentes estrategias y cambios externos, relaciones, logros materiales, prestigio, diversión, etc. Al final descubrimos que son bellas, pero pasajeras, útiles y necesarias pero no logran satisfacernos plenamente. El hombre solo encuentra en su interior la dicha perfecta y habrá que lograr un equilibrio entre la vida interior y la exterior.

¿COMO INICIAR EL AÑO?

Así que ¿Cuál es la manera más propicia de iniciar el año y cada día? ¡Dándole la bienvenida¡ Sí, dar la bienvenida significa abrirnos a lo que la vida nos depara, dando lo mejor de nosotros mismos a cada situación, ofreciendo nuestra mejor actitud y generosidad, sea lo que sea, dolores y alegrías, triunfos y fracasos, llegadas y despedidas. Si lo observamos a profundidad, nos daremos cuenta que un aspecto no es mejor que el otro; el misterio de la vida está en ambos; las posibilidades de crecimiento están en ambos y asumidos con sabiduría incluso se puede ser feliz en ambos polos.

Dar la bienvenida a los inicios implica flexibilidad para fluir con lo inevitable; claridad, confianza y firmeza para trabajar en lo evitable; implica sonreír a nuestro destino; optimismo, confianza en Dios y en nuestro poder interior para afrontar lo que llegue; gratitud para alegrarnos de estar vivos y buena voluntad, es decir, buenos propósitos y buenas intenciones que nos permitan experimentar cabalmente el milagro de estar vivos.

Así que al iniciar el año, podemos tomar la decisión de: “abordar el presente con el consentimiento del corazón y convertirlo en un acontecimiento bendito”, como señala una gran maestra. Abordar la vida con el consentimiento del corazón implica amor, sabiduría, generosidad y fé. La vida humana crece y se embellece cuando actuamos desde el amor y la generosidad, así como cuando nos comprometemos con nuestros deberes.

Por ejemplo, terminamos 2004 con el dolor de los acontecimientos trágicos del tsunami en Asia; así que el dolor de otros nos abrió el corazón para dar, al conectarmos con la compasión, surgió en muchos un impulso para proteger, nutrir y consolar a tantos seres humanos que están pasando por un dolor tan grande; dejamos de pensar en nuestros pequeños dolores para orar y ofrecer apoyo a los que sufren más que nosotros mismos.

Personalmente creo que si 2005 trajera un mensaje, estaría marcado por este acontecimiento y sería dar y abrirnos a los demás solidariamente. Abrirnos a la comprensión de que la vida humana toma pleno sentido y trascendencia cuando somos capaces de ver por los demás, esto nos permite derribar la enfermedad del egocentrismo que tanta tragedia y limitación atrae al mundo y tanto vacío interior a los individuos. Nuestro crecimiento se mide no por lo que tenemos, si no por lo que ya somos capaces de dar.

Esta tragedia nos permitió tomar conciencia de que nuestro reto y poder son más grandes y podemos hacer mucho bien cada día de mil formas sencillas y concretas. Que todos los actos generosos son importantes por pequeños que sean.

Al respecto, hace unos días observé en la t.v. la historia de un salvavidas que en Asia, al ver llegar la primera ola del tsunami, arriesgó su propia vida para salvar a unos cuantos bañistas; al ver venir la segunda hola, que era mayor, dirigió a más de 200 personas hacia un cerro; gracias al trabajo, valentía y solidaridad de un solo hombre, centenares de personas se salvaron. Es realmente grande el poder de un solo ser humano que deja de pensar solo en sí mismo y se abre a dar.

Déjame compartirte otro relato maravilloso que me causó una profunda impresión cuando lo leí, por las enseñanzas de vida que nos da.

“Había una vez un zorro que perdió una pata, así que no podía procurarse alimento. Hizo amistad con un tigre que todos los días le llevaba de comer. El tigre cazaba en el bosque y se comía la mitad de la comida. Después daba el resto al zorro.

Un hombre que iba caminando por el bosque, vio lo que ocurría. Estaba encantado. Todos los días regresaba para observar cómo el tigre le llevaba de comer al zorro cojo. Pensó para sí:

-“Este zorro no trabaja. El tigre le trae de comer. Yo tampoco tengo que trabajar, me sentaré también y alguien me traerá comida. Dios me proveerá.”

Se sentó en el bosque. Pasaron los días y empezó a perder mucho peso. Finalmente estaba a punto de morir. En el último minuto una gran voz retumbó de pronto en su interior: “¡Ah, hombre ¡no imites al zorro; ¡imita al tigre!”

Cuántas enseñanzas encierran estos relatos. El salvavidas actúo con un alto sentido del deber, sin esperar recibir nada a cambio, por un impulso generoso, valiente y compasivo. El tigre servía al zorro sin ninguna expectativa de recibir algo a cambio. Sin embargo, no servía a un holgazán, sino a alguien que no podía trabajar. Lo motivaba un sentido del deber y de la compasión.

En nuestra vida diaria estamos llenos ejemplos de vida en la publicidad, cine que nos influyen, consciente e inconscientemente. Por eso, al iniciar el año podemos reflexionar a qué modelos seguimos e imitamos. Podemos reflexionar de qué formas podemos hacer que nuestras vidas sean significativas.

Si hemos de seguir un ejemplo, si la vida de alguien nos inspira a imitarla, que sea el ejemplo más grande, el más elevado, el mejor. Recuerda, tú mismo podrías convertirte en aquello que admiras. Pregúntate a dónde ha llegado aquel a quien imitas, qué bien le ha hecho al mundo. Busca el camino que te conecte con lo más elevado que hay dentro de ti; que te ponga en el camino de saber quién eres y para qué naciste; que te conecte con la luz de tu propio corazón. Entonces suceda lo que suceda, tendrás un año lleno de gracia y de transformación y tu vida será un acontecimiento bendito.